El obispo dicta un decreto para regular los oficios religiosos en la aldea Monseñor Rafael González Moralejo ya decretó en 1985 la misma medida
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El obispo de Huelva, monseñor Santiago Gómez Sierra ha publicado este viernes un decreto en el que regula los oficios religiosos que se celebren en la aldea del Rocío. Una resolución que se da a conocer a pocas semanas de la multitudinaria romería, que tendrá lugar tras dos años sin poder llevarse a cabo por mor de la pandemia del Covid.
En el decreto, monseñor Gómez Sierra establece que no se celebrará ninguna eucaristía fuera del santuario de la Virgen del Rocío sin autorización expresa del Obispado, y que para cualquier solicitud que se haga a este respecto habrán de tenerse en cuenta las disposiciones diocesanas que se dictaron hace casi 40 años sobre dicho asunto.
En este sentido, el prelado recuerda que su antecesor en el cargo, monseñor Rafael González Moralejo, decretó el 24 de abril de 1985, también en vísperas de Pentecostés, que la eucaristía no se celebrase fuera del santuario sin previa autorización del Obispado, al considerarse el único recinto sagrado de este paraje, que se llenará de peregrinos y devotos en pocas semanas.
Este decreto supone la prohibición de celebrar misas en casas de hermandad y particulares, una costumbre muy arraigada en ciertas corporaciones filiales y también en familias rocieras que celebran la Pascua de Pentecostés con eucaristías en sus domicilios de la aldea. Aunque el decreto de 1985 ya lo prohibía, los oficios religiosos se han seguido manteniendo, bien con la intención de conseguir una celebración más íntima y personal o ante la imposibilidad de que algunos de sus participantes pueda acudir por sus propios medios al santuario.
Ha de recordarse que las únicas misas que se celebran fuera del santuario en la aldea son las organizadas por la Hermandad Matriz de Almonte, como es la eucaristía que tiene lugar en el Real del Rocío, junto al Monumento a la Coronación Canónica, en la mañana del Domingo de Pentecostés, que suele estar presidida por el obispo de Huelva y en la que participan todas las hermandades filiales con sus simpecados. Entra dentro del programa oficial de cultos de la romería.
La restricción del obispado también se entiende como una llamada de atención a los sacerdotes para que declinen cualquier invitación a oficiar una misa fuera del santuario de la Blanca Paloma.